El otro día muchas personas reprodujeron y mandaron indignadas el video del diputado polaco defendiendo la brecha salarial basada en lo que para él es la inferioridad de la mujer (ver abajo el enlace). Lo malo es que no está solo, muchos hombres piensan igual, solo que no lo dicen por temor a ser criticados. La cuestión es que estos hombres pensarán: tiene razón, las mujeres son más débiles y pequeñas y menos inteligentes, entonces son inferiores. Y lo peor es que muchas mujeres también lo pensarán: es verdad, mi novio (mi hermano, mi hijo, mi esposo…) es más fuerte y alto que yo. Y hasta sentirán que son menos inteligentes porque es fácil en una sociedad dominada por el machismo sentirse inferior, donde si no te discriminan abiertamente, se burlan de ti, te interrumpen, no te dejan hablar o simplemente no te hacen caso, te confinan en la cocina y no te dejan manejar…. –Espere, espere eso es una exageración. A mí nadie me confina en la cocina y nadie me prohíbe manejar– dijo Lusa cuando yo empecé a despotricar del mundo. (Les presento a Lusa en la página principal y aquí abajo también les cuento quién es). –Yo sé Lusa, no digo que haya un hombre que te obligue a cocinar, ni mucho menos, pero es algo sutil, que está en la sociedad y en los comportamientos diarios, en las situaciones cotidianas se puede ver. Por ejemplo, cuando ustedes van a una reunión familiar, de esas grandes con primos y tíos y abuelos ¿quiénes cocinan? ¿quienes atienden y sirven? ¿qué hacen los hombres en la reunión? ¿qué hacen las mujeres? ¿Ha intentado NO ir a la cocina y quedarse conversando con los hombres? ¿Nadie le dijo nada? ¿Ni indirectas, ni chistecitos ni burlas, ni críticas? –Pues la verdad es que odio esas reuniones por eso mismo… El otro día mi tío decía de la esposa de mi primo: ¡es una inútil! Yo me la imaginé tirada en el sofá viendo novelas todo el día y comiendo papas fritas, entonces le pregunté: ¿ella no hace nada? Me dijo: ¡No, nada! Y entonces mi tía, que hasta ese momento estaba callada escuchando nuestra conversación, intervino, suspirando y poniendo los ojos en blanco: No hace oficio porque está estudiando un doctorado en química… –¿Si ve? Esa cultura machista… Bueno, y cuando sale a pasear en el carro con la familia, ¿quién maneja? ¿Qué pasaría si su prima, sin decir nada, simplemente se sienta en el puesto del conductor? –Pues yo creo que el esposo se moriría de la risa, como si fuera un chiste y la sacaría de allí. –Exacto, yo creo lo mismo, el hombre se reiría como si fuera muy chistoso, una situación imposible, que la esposa maneje como algo normal, diario, y él vaya sentado en el asiento del copiloto: intolerable. Y algunos se defenderán diciendo que las mujeres son unas brutas manejando. Tienen pruebas, hay docenas de videos de mujeres brutas manejando ¿sí o no? –Pues la verdad es que yo he visto varios –¿Y de hombres brutos manejando? –No, no hay muchos. –Será que cuando cuelgan un video de una mujer bruta manejando eso es precisamente lo que dicen: “mujer bruta manejando”, pero cuando cuelgan un vídeo de hombre bruto manejando usualmente no se hace énfasis en el género del conductor, sino en lo chistoso de la situación, por ejemplo: “accidentes graciosos de autos”. Mire un par de búsquedas: No es una competencia a ver quién es más bruto, simplemente se asume que las mujeres son brutas y eso hace que a la hora de buscar datos para comparar, los datos estén sesgados por los mismos prejuicios. ¡Y así es con casi todo! –Bueno, pero el hombre del video, el diputado dice que no hay una sola mujer entre los 100 mejores jugadores de ajedrez del mundo… Eso es verdad ¿no? Será que los hombres si son más inteligentes. –Ay Lusa… Eso da para mucha cháchara, café incluido o un buen vino. Yo no estoy de acuerdo. Primero que todo, hay varios estudios que dicen que la inteligencia no es tan fácil de medir… Pero de eso hablemos otro día con el tinto (el vino o el café, je, je). Lo segundo es que el hecho de que no haya mujeres entre los mejores jugadores de ajedrez es simplemente reflejo de que no hay muchas mujeres jugando ajedrez, a ningún nivel. Dicen que la proporción de niños y niñas que empiezan a jugar ajedrez es de 8:1. Por qué? No sé. Supongo que es una de esas cosas que se asume que es así: el ajedrez es para niños, no se promueve entre las niñas, o a lo mejor es algo que no llama la atención de las niñas o es intimidante para ellas, un mundo dominado por los hombres. O sea, si en el ancho mundo hubiera la misma proporción de niños y niñas jugando ajedrez, si hubiera la misma proporción de adolescentes y adultos, entonces sí sería diciente que no hubiera casi mujeres entre los 100 mejores jugadores. –Ya entiendo, es como si metiéramos 80 peces anaranjados en un estanque, de esas bailarinas, y solo 10 peces blancos y sacáramos unos cuantos, la probabilidad de sacar uno anaranjado es 8 veces más grande? –Si, algo así. Por eso sería interesante preguntarle al diputado si él juega ajedrez desde niño y es muy aficionado ¿por qué él mismo no está entre los 100 mejores? –Bueno, pero cierto que las mujeres son más débiles y más pequeñas que los hombres, si es que hasta para abrir un frasco o alcanzar los estantes altos yo llamo a mi esposo. –De acuerdo Lusa, yo también soy bajita y floja, y en general eso es así. Pero ¿eso qué importa? Ese es precisamente el punto importante del debate feminista, a mi modo de ver. El patriarcado, el sistema machista valora unas habilidades, cualidades o características de las personas, mientras que desprecia otras. Por ejemplo. En nuestra sociedad es más valioso ser fuerte, ser más alto, hablar más duro, tener pene. Mientras que ser menos fuerte, bajito, hablar suave y no tener pene es símbolo de inferioridad. Que un niño sea confundido con una niña es ofensivo para el niño. Y decir cosas como “corre como una niña, llora como una niña, habla como una niña” es un insulto ¿Por qué? –Yo me acuerdo que cuando mis primos peleaban, el peor insulto entre ellos era llamarse unos a otros son una versión femenina de su nombre. A Luis le decían Luisa y a Jaime, Jaima o Jaimita. Y eso los enfurecía. Pero no solo a ellos, a sus papás también! –Sí, yo también me acuerdo. Y esa es una de las pruebas del machismo. Para muchos hombres, ser confundido con una mujer es una ofensa, porque consideran a las mujeres inferiores. Qué tal que viviéramos en un sistema opresor pero que fueran las mujeres las que dominaran. Probablemente en nuestro sistema de valores, tener la voz grave sería visto como debilidad, la voz aguda sería dominante. Ser bruscos y violentos sería una desventaja. Probablemente ser fuerte o alto no sería una ventaja si los inventos fueran todos femeninos y pensados sólo para mujeres, teniendo a los hombres como apéndices nuestros que dependieran de nosotras (como por siglos las mujeres fueron respecto a los hombres). La arquitectura, el diseño estarían basados en las necesidades de las mujeres, así que ser altos y grandes sería una desventaja. Por poner sólo un ejemplo, los cinturones de seguridad serían algo parecido a los de los pilotos o los bebés, teniendo en cuenta la anatomía femenina, no la masculina, con las tiras pasando por el centro del pecho y no aplastando los senos. En esa sociedad hipotética opresora, los cinturones serían cómodos y seguros en primer lugar para las que tienen busto y no importaría si lo es para los que tienen testículos. En una sociedad inclusiva e igualitaria, los cinturones serían cómodos y seguros PARA TODOS. El feminismo busca acabar la desigualdad, no busca cambiar una dominación por otra. Busca mostrar que ser pequeñas no es sinónimo de ser inferiores, porque en realidad la estatura no es una medida del valor de un ser humano, ni la fuerza muscular, ni el tono de voz, ni siquiera el famoso CI o coeficiente intelectual. El valor de una mujer no está dado por la valoración de un hombre y el valor de ningún ser humano está dado por unas características físicas ¿Qué determina el valor de un ser humano? Yo diría que eso depende de qué tipo de sociedad queremos construir. Por eso el feminismo no sólo beneficia a las mujeres, también le da a los hombres un sistema de valores diferente al del patriarcado, un sistema donde un hombre que llora no es menos hombre, como no es menos un hombre que limpia, cocina o cuida a los hijos. Un sistema de valores donde la violencia de cualquier tipo no es deseable ni aceptable. Donde las oportunidades no dependan de tu género, ni de si eres bonita o fea, gorda o flaca, alta o bajita… Por eso hay un día de la mujer, para recordarnos que todavía hay hombres como ese diputado neandertal, que piensan y afirman que las mujeres son inferiores al hombre y merecen menos. Por eso también mi deseo para hoy y todos los días es: Que la igualdad te equilibre, que las oportunidades se abran como rosas, que el privilegio sea no pisar a nadie y que nadie se pare en tu cuerpo, ni en tu vida para llegar más alto. Que podamos vivir en un mundo donde no se mida a las personas por su fuerza, su estatura, su cintura. * Les presento a Luisa: Luisa siempre ha sido bastante idealista, incluso un poco ilusa. En el colegio la llamaban ilusa Luisa, Luisa la ilusa, y repetían en coro “lusa luisa, lusa luisa”, hasta que se quedó Lusa para todos. Su talante tímido y callado pasa desapercibido ante su figura alta y gruesa. No es gorda, es maciza. Lo que al final termina siendo una buena combinación ya que nadie se fija en su timidez extrema pues su presencia impone cierto respeto. Quienes la conocen superficialmente la describen como una persona de autoridad y muy discreta, lo que hubiera sorprendido a Lusa de haberlo escuchado. Su rostro podría decirse que es angelical. No es hermosa, pero su mirada de inocencia, y su sonrisa verdadera hacen que parezca más bella de lo que es. Su largo cabello lacio contribuye a este parecer, mientras que las gafas le dan cierto aire de inteligencia. El resultado es una Lusa muy creíble. Sobre todo porque ella no es consciente de su imagen, ni intenta sacarle provecho. Fue precisamente su idealismo lo que la llevó a estudiar derecho: quería un mundo justo. Fue su candidez lo que la empujó a trabajar en una corporación ambiental: quería salvar al mundo. Pero fue su figura la que le abrió las puertas en ambos casos. Así que aquí tenemos a Lusa, esta abogada honesta, defensora de los pobres, de las especies en peligro y del planeta. Esta persona que abre las puertas sin darse cuenta, pensando que están abiertas para todos. Esta mujer que parece más y se siente menos de lo que es. Video del diputado Polaco: https://www.youtube.com/watch?v=Ehq9SdFiUv4 Artículo sobre el número desigual de mujeres en el ajedrez: http://scienceblogs.com/notrocketscience/2008/12/23/why-are-there-so-few-female-chess-grandmasters/
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