Este cuentico lo escribí hace mucho tiempo y estaba perdido en la memoria (en la mía y en la del computador :) Gracias a mi amigo Julito que lo encontró por casualidad buscando alguna otra cosa y me lo envió. Lo publico, pues le tengo cariño.
Se levantó cansado esa mañana. Cada día era peor que el anterior y tal parece que las cosas no iban a cambiar por ahora. Pensaba en los hombres, aquellos que se decían sus amigos, lo habían abandonado. Había sido reducido a un complaciente genio de lámpara; tenía que seguir concediendo deseos para continuar siendo lo que era, preferible eso a no ser nada. Le aterraba la idea de ser despreciado y más aún, ser olvidado. Después de estirarse perezosamente salió hacia su cuarto de trabajo dispuesto a enfrentarse a las peticiones del día. –Te levantaste tarde hoy, hijo –Si, me sentía un poco indispuesto –Ya llegaron las primeras peticiones del día. Ya sabes, desde que Oriente fue convertido, el trabajo comienza más temprano. Dios asintió sonriendo lastimosamente a María mientras se recreaba interiormente con la visión de un nuevo Diluvio Universal.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Archivos
Febrero 2019
Categorías
Todos
Si desea recibir las actualizaciones en su inbox, ingrese aquí abajo su correo electrónico:
|